Él

Esa noche hablando con él, con los ojos cerrados, mi latidos del corazón rápidos como la aguja que marca los segundos del reloj, con mi cuerpo tan pesado y mi mente tan cargada de pendientes, recuerdos, emociones, decisiones, ideas, planes, tareas y preocupaciones.
Sin duda había llegado muy cansada, humanamente sin fuerzas, con el fuego casi apagado, con la luz muy opaca, sabía que lo necesitaba más que nunca, que sólo el podria llenar esos espacios que tengo en mi alma, tratando de leer entre lineas que quiere de mi. Probablemente anhelaba escucharlo tanto, que mi ruido mental me alejaba mas de lo que quería.
Seguramente como todo padre, cuando ve a sus hijos llorando porque tienen un simple rasponsito, se acerca a él, se sienta en el piso, lo consuela con todo su amor y ternura, le pregunta ¿que te paso mi amor? ¿donde te lastimaste? ¡yo voy a curarte! Probablemente ese rasponsito que él ve, sea una gran herida para mi, esa que probablemente no he dejado que sane, porque de tanto  llorar y concentrarme en el dolor que siento, que no he dejado que él pueda sanarme. En este momento soy como ese niño pequeño que no entiende, que llora y grita sin control, que probablemente esta haciendo un gran berriche, tirado en el suelo, pataleando, sin que nadie pueda calmarlo, sin que nadie pueda tocarlo y abrazarlo, sin que nadie pueda consolarlo. Y como todo niño, me canso de hacer berrinche, veo que no puedo obtener su atención, que está no es la forma de conseguir su amor, que seguramente él este molesto porque no he querido escucharlo, no he dejado que él pueda consolarme y él lo unico que ha estado esperando es que se me pase el berrinche y poder abrazarme, poder decirme con su voz que me ama, que no pasa nada, que los niños grandes no lloran, que fue un simple rasponsito, pero que el tiene la cura para que no sienta dolor.

Y así deja de latir mi corazón tan fuerte, empiezo a reconocer que  me encuentro tan vulnerable, tan frágil como los pétalos de una rosa, tan destruida y separada como un vaso quebrado, tan vacia como un cascarón sin su pollo. Me duele el alma, siento como nada de lo que esta en la tierra puede llenarme, mi corazón ha perdido tantos pedazos que no se si puedo seguirle llamando corazón, mis sentimientos crecen tan rapido como una célula de cáncer y van matando mis fuerzas para vivir.
¿que tengo ahora? ¿que no me deja avanzar? ¿que me duele tanto? ¿cuando deje de ser hija? ¿como aceptar lo que me toca? ¿cuando lo perdí todo?

Que puede hacer él, si la que no lo deja curarme soy yo. Me gustaría que me dijera que quiere que haga? ¿a donde voy? ¿lo estoy haciendo bien? ¿puedo amarme como tú lo haces?

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