Horas que parecen una eternidad
Vivir así es complicado. Es un laberinto sin mapa, un pozo sin fondo donde no sabés si vas a tocar tierra algún día.
Esta sonrisa que cargo no es falsa… pero tiene tanto dolor atrás que a veces me pesa más que el cuerpo.
Los días difíciles son ruines. Te borran el presente y te hacen sentir que el futuro es un rumor inventado por gente que no entiende nada.
¿Dolor? En todos lados.
¿Ganas? En ningún espacio.
La tristeza rebalsa el vaso aunque no lo llenes.
Pareciera que no hay nada… pero está todo, desbordándose.
Y sí, a veces pienso: ¿y si la vida se me va en esto?
Porque la mente no calla ni un segundo. Un pensamiento puede llevarte lejos… o puede asfixiarte. Yo ya estoy harta de sentir tanto, tan seguido, tan fuerte.
¿Alguien te ayuda a salir de este infierno? No.
Aquí hacemos todo, TODOOOOO, pero ese “todo” nunca alcanza porque la desgracia viene con arrastre automático.
¿Y qué puedo hacer? Nada. Y esa palabra pesa una tonelada.
La normalidad no existe.
La esperanza… a veces tampoco.
No hay miedo más grande que el de no sentir nada. Y al mismo tiempo, sentirlo todo es igual de violento.
Y encima la única jueza soy yo, castigándome por cada sombra, por cada caída, por cada episodio.
Estoy cansada de perderme así.
La gente me ve fuerte, resiliente, valiente.
Y no mienten, pero no lo saben todo: también me canso de ser esta versión mía que sobreviene en oleadas. No tengo otra opción, solo seguir. Sí, es más suave que antes, ha mejorado… pero qué montaña rusa de mierdas.
Es como no tener un lugar donde quedarme. Nada es permanente.
Los miedos son demasiados y el sol… poquito.
Mi oscuridad me ciega, me arrebata lo construido aunque sea por minutos. Y esos minutos duelen como días enteros.
Hoy el aire está espeso.
Cuesta que entre en mis pulmones.
Mi pecho parece a punto de explotar de tanta presión acumulada.
Y entonces me pregunto:
Cuando envejecen los bipolares… qué hacen? Cómo se sostiene esta vida cuando el cuerpo ya no acompaña y la mente sigue en incendios?
No tengo la respuesta.
Solo tengo esto: escribirlo, decirlo, sacarlo, porque guardarlo me revienta por dentro.
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