Llueve sobre mojado

Este año había sido muy difícil para mi, me separe de mi esposo embarazada de nuestra segunda hija, cuando ella nace a los dos meses le da cáncer a mi hijo el mayor, a los 7  meses de esto me violan tres hombres y para rematar me engorde 30 libras.
Después de estos acontecimientos, mi vida sin duda se tornó negra, usualmente era una mujer muy sonriente y ya no podía ni fingir una sonrisa, cambie mi forma de vestir y empecé a vestirme de una forma que me hiciera ver más ruda, me rape el cabello, todo el tiempo me sentía vacía, empezó a molestarme el insomnio, me pasaba toda la madrugada comiendo, empecé a tener adicción a las cosas dulces, porque me hacían sentir mejor, deje de salir, me mantenía encerrada, deje de hablar hasta con mi familia.

Estaba ahogándome todos los días, tenía tantos sentimientos, pero ninguno podía salir, todos estaban atados muy dentro con una grandes cadenas, jamás me permití sentir y que nadie se enterara lo que pasaba dentro de mi.

Quise llenar espacios con drogas, fiestas, hombres y mucha comida, sin embargo esto me dejó más vacía y más quebrada que al principio. Empecé a perderme, deje de ser quien era y trate de ser un robot para que nadie más pudiera lastimarme, lo que no se me ocurrió fue que era yo la única que siempre tuvo acceso a todo y la única que se seguía lastimando.
Ya no quería ser mamá, no quería ser hija, ni hermana, ni mucho menos amiga, sabía que ya lo había perdido todo, mi vida no tenía sentido, sin rumbo, en una oscuridad completa y en una habitación de 4x4 sin poder salir.
Lo único que me mantenía era el saber que en algún momento este sufrimiento acabaría y la vida me dejaría morir. Pensé muchas veces en quitarme la vida, para acabar con todo, pero nunca tuve el valor de hacerlo, solamente se lo pedía a Dios a diario.

Sin embargo llegue a un punto donde ni yo misma me soportaba, me había cansado de estar en este estado mental, que me estaba consumiendo. Mi primer paso fue leer sobre el amor propio, leí sobre autoestima, leí sobre cada uno de los problemas que tuve y de como podía superarlo, empecé verme al espejo y en vez de odiarme, empecé a ver lo que si me gustaba de mi, decidí aceptarme, perdonarme, perdonar a los demás y a pedir perdón, empecé a escribir sobre todo lo que me dolía y de las pocas cosas que me hacían feliz, regrese hacer ejercicios, a comer mejor, mi relación con Dios cambio y hablábamos a diario.
Me Di cuenta que podía sacarle algo positivo a todo lo malo, que todas estas situaciones me llenaron de aprendizaje, mucha sabiduría y sin duda me convertí en mejor persona. 
Hasta en el momento que me decidí y empecé a trabajar en mi, hasta allí pude cambiar, amarme y aceptarme por completo.

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