CAMINO ILUSORIO

Esa pequeña línea en donde decides si sigues caminando para ver si hay alguna meta o un premio por llegar.

Ese momento cuando te das cuenta que el recorrido no llegaba a ningún lugar, que no existe tal meta y  que el premio fue algo ilusorio en tu mente.

Ese mismo segundo en donde te preguntas como llegaste a este lugar, donde ya no conoces a nadie, en donde la persona que te animo a tomar el camino ya no es la misma y te das cuenta que ni vos sos el mismo que empezó.

Y tomas muchas decisiones en base en lo que vos crees que es mejor para ti o porque crees que existe algo mejor de lo que tenes ahora.

¿Qué pasa si lo mejor ya lo tuviste?

¿Por qué dejar lo mejor por algo ilusorio?

Este camino es bastante complicado, porque cuando empezamos somos unos románticos incurables; nos arrastra la ley de gravedad, atrayéndonos a los cuerpos, es aquí donde hacen chispas la química y la fuerza electromagnética; causando una colisión cósmica, que nos lleva a un dulce apogeo de la física clásica. Pero en toda esta secuencia nos olvidamos que siempre hay una acción y una reacción; aunque no queramos que suceda hay leyes de las cuales nada ni nadie pueden escapar.

Es aquí donde siempre supimos que no era, las señales siempre estuvieron; las estrellas fugaces jamás se queda con la tierra, sin embargo ¿porque no retar al universo y querer desafiar todas las leyes para probar algo inexistente?

Es que todos los cuerpo siempre van a reaccionar ante el calor y la energía, pero la primera ley dice que toda la energía que existe no se destruye; sino se transforma.

Pero nosotros fuimos un proceso adiabático; yo un termo con agua caliente y tú unos cubos de hielo, que al momento de estar juntos el agua caliente se enfría y los cubos de hielo se derriten; hasta acabar con la naturaleza del uno con el otro, provocando un equilibrio térmico; pero esto no transfiere el calor del termo al interior.

Puede que al final los dos puedan tener un equilibrio, pero tendrían que dejar de ser quien son; agua caliente y con su fuerza para derretir y hielo tan fuerte como para quemar.

Nadie dijo que sería fácil ser formados de lo mismo (agua) pero que los Estados podrían variar tanto para poder estar juntos.

¿Quién de los dos quiere dejar de ser?

Es que fundirse con alguien nunca ha sido de una palabra, encontrar esa parte que te falta pero te transforma o simplemente te saca de donde tenes o crees que tenes que estar; como decir que si a volverte alguien más que no conoces, para continuar con alguien tal vez solo enfríe tu agua con sus cubos de hielo y ya derretido se aburra; vuelva a buscar volver a ser cubo de hielo y poder derretirse en alguien más.

Aunque volviéramos al principio donde los dos éramos agua, líquida y tibia; volveríamos a tomar caminos diferentes y tal vez está vez sería yo el estado gaseoso; pensando que así no podemos unirnos jamás, pero para mi suerte escogiste ser agua hirviendo y vengo otra vez de ti.

Y es que la ley de gravedad la tenemos muy escrita en nuestros cuerpos, nos ata con nudo ciego y no nos permite separarnos. Isaac Newton fue el quién descubrió la Ley de la Gravitación Universal: y dijo que todos los cuerpos se atraen unos a otros con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros. Es una fuerza básica en el universo y es la única que no permite que la tierra, el sol, la lunas, las estrellas y el mismo universo se despedace, ni que la atmósfera se escape; y en esta misma sintonía no nos hemos podido despedazar aún.

Pero ¿que tanto tiempo nos durará el romanticismo incurable?

Probablemente toda la vida porque el mismo nombre lo dice: no tiene cura, pero aún cabe la posibilidad de poder encontrar ese remedio que cure todo y cambie el universo, tal vez así derrotando las leyes; sería más fácil escapar de ti y de todas las vidas que hemos compartido juntos.

Tal vez al final no un final y si no es en esta vida; cuando seamos parte de algo más nos seguiremos viendo, Amando, sintiendo y queriendo destrozarnos en cada siglo que nos encontremos.