NO SOMOS DE AQUÍ
Después de un viaje a Júpiter de una luz y media, llegamos a casa otra vez; Eolo y yo llegamos con las expresiones más felices y los ojos tan llenos de amor, que es imposible disimular todo el amor que nos entregamos cada vez que nos vemos.
Vivir en Plutón es algo complicado, porque en este planeta es imposible conservar una pareja, ya que nuestra raza de alliens no nos permite ser felices escogiendo a uno. La cultura de aquí es diferente y no se conoce el amor como tal, no existe esta palabra y mucho menos el significado; yo lo conocí cuando tenía 311 luces y a penas estaba comenzando a vivir, fue cuando conocí a Eolo, éramos muy inexpertos; nos reuníamos todas las noches a ver el cielo que estaba lleno de unas muy pequeñas estrellas que se llaman terrícolas o humanos como les llaman algunos, nos encantaba ver como se complicaba la vida y tenías muchas sesiones de cambios descontrolados cuando conocían a alguien con el que quisieran aparearse; al parecer ellos tienen dentro algo que con el tiempo le llamamos emociones y esto era como un virus, porque los destruía; a veces podíamos ver como les brotaba liquido transparente de los ojos cuando algo no les salía como querían y con Eolo llegamos a conocer el amor cuando encontramos entre tanto humano, dos que a pesar de las dificultades siempre estuvieron juntos; los vimos crecer, hacer un ritual, vivir juntos y llegar a ancianos, acompañarse cuando se pudrieron y murió uno por uno.
Llegamos a ver como ellos también tenían alma, porque cuando murieron; continuaron su vida en la dimensión que está al este de Plutón que le llaman limbo eterno.
A Eolo y a mi nos sorprendió como después de haber culminado sus vidas, se pudieron encontrar en el limbo, tenían actitudes extrañas; eran los únicos que bailan en espiral, que se escondían y se encontraban; se entrelazaban haciendo un solo espíritu, formando unos colores asombrosos y donde pasaban podían contagiar a las demás almas de esto, haciendo que cada uno buscará su otro yo.
Eolo y yo decidimos ir al limbo y hablar con ellos, queríamos saber que era lo que hacían, como se llamaba y para que era esto. Cuando tomamos la decisión de ir Eolo tenía 575 y yo 573 luces. Fue el viaje más impresionante, llegamos y los buscamos por todas partes, era difícil de encontrarlos porque desde que ellos llegaron a limbo convirtieron a todas las almas en varios colores, porque todos los imitaban y se compartían parte de ellos, al hacer su danza espiral y cuando se entrelazaban dejaban de ser el color el cual empezaron.
Al parecer todos los conocían y los llamaban Eros, nos dijeron que al pasar de los años se volvieron uno y que eran el espíritu más grande, con tantos colores que provocan tener una luz que deslumbraba tanto que tendríamos que hablarles con los ojos cerrados.
Los buscamos por más de 7 luces y los encontramos en la montaña más alta, que era justamente en el punto donde empezaban y terminaban todas las dimensiones, en el único punto donde podía ser de día y de noche; el lugar era maravilloso y al mismo tiempo escalofriante.
Cuando llegamos a la cima de la montaña, prácticamente nos quedábamos ciegos por un momento y empezamos a escuchar a Eros, que tenía dos voces; les contamos como fue que los vimos por primera vez y el porque de estar buscándolos.
De repente la gran luz se apagó y pudimos abrir los ojos; vimos el gran espíritu de millones de colores y nos preguntaron nuestros nombres, de inmediato Eolos dijo:
- Ella se llama Agni y yo Eolos
Nos dijo una de las voces que nos llevarían a un lugar para que entenderíamos lo que les había pasado, porque no podían contarnos con palabras lo que les sucedía. Nos envolvieron en su espíritu y nos transportaron a un lugar extraño; donde la sensación de estar allí era como de estar cayendo, sentíamos como hormigas en el estómago y nuestra mente no podía concentrarse en algo, en ese momento yo sólo podía pensar en Eolo, en todo los momentos donde reíamos, en los lugares donde por primera vez el me tomo de la mano para correr, vino a mi mente el día que nos abrazamos porque su padre murió; recordé también cuando quise quitarme la vida y él jamás se fue de mi lado, fue una ráfaga de toda nuestra historia y cuando volví en sí; lo busqué y cuando vi, él también estaba pasando por lo mismo; Eolo corrió hacia mi y me dijo:
- No pude pensar en alguien más que no fueras tú, recorrí cada momento que hemos vivido, estuve cuando jugábamos y me dabas besos en la cabeza; cuando me había lastimado, llegue a verte cuando empezabas a cazar y yo te enseñaba como hacerlo, hasta que llegue en el momento donde quisiste quitarte la vida; en mi recuerdo no sabía porque estaba allí contigo, pero ahora entendí que tenía miedo de perderte, sabía que si morirás mi mundo no sería igual, que te necesitaba para estar bien; que no había otro Allien en Plutón que pudiera darme una pizca de lo que tu provocabas en mi, que todo el tiempo supe que eras tú; pero no conocía lo que me pasaba.
Yo le respondí con liquido en los ojos:
- Eolo me ha pasado lo mismo, recorrí cada momento a tu lado, haz sido tan importante todo este tiempo y siento dentro de mi que mi corazón quiere explotar con todo lo que me has dicho; te veo y se que quiero estar a tu lado hasta llegar al limbo.
En ese momento nos abrazamos fuertemente, dentro de mi quise verlo a los ojos y sus ojos empezaron a hablarme, sin darnos cuenta cerrando los ojos nos besamos los labios y empecé a sentir un fuego dentro de mi, como si estuvieran quemando mi cuerpo, mis manos temblaban y estaban hechas un cubo de hielo; mi estómago estaba más revuelto que nunca, mi mente proyectaba miles colores y melodías que me hacían volar.
Abrimos los ojos y nos dimos cuenta que ya no estábamos en ese lugar, dejamos de ver a Eros; nos dijo esto se llama amor y es lo que único que puede hacer que jamás se separen, es lo más fuerte que puede existir y lo único que podría destruir sus ganas de seguir viviendo; nos explicó que era los más hermoso y lo más peligroso, que teníamos que cuidarlo para no matar lo que había nacido dentro de nosotros.
Eolo y yo nos asustarnos, entendimos que el amor era un regalo; que no cualquiera puede tener, que es más frágil que una flor espacial y que necesita ser amado a diario.
Nos marchamos con Eolo y fue la primera vez que caminamos tomados de la mano. Saliendo del limbo pasamos a sentarnos enfrente al abismo donde se encontraba el espacio de las sirenas; nos dimos cuenta que algunas de ellas también conocían el amor, nos percatamos que habían muchos seres que también eran atrapados por el y que los hacia diferentes. Fue hermoso saber que existía en varios lugares y que podía contagiarse de la misma forma que una epidemia.
Cuando llegamos a mi casa que quedaba justamente en el séptimo cielo de Plutón, supe que Eolo tenía que marcharse y mi corazón se partió en pedazos, porque no podíamos dejar que nadie supiera que el amor estaba en nosotros. Ya que en nuestro planeta el amor era una enfermedad mortal, que lo único que te hacía era perder la cordura, que descontrolaba todos los sentidos, que aparentemente te dejaba ciego, pudiendo ver y te hacía que dejaras de amar la soledad. Así que aquí nadie podía saber que estábamos contagiados, inundados y con una gran plaga de amor por dentro; porque nos usarían como experimentos y nos matarían.
Vivimos así durante más de 7 millones de luces, escogíamos los momentos donde descansábamos para escaparnos y poder irnos a los lugares donde el amor no era prohibido; nos amábamos tanto, disfrutábamos de poder estar juntos y ser felices el tiempo en luz que nos quedaba.
Esos días aprovechábamos a irnos a lugares increíbles, donde podíamos unir dimensiones, los ambientes siempre diferentes, nos conectábamos a los árboles y nos dejaban ser como ellos; conocíamos todas las vidas, todos los mundos y cada vez que podíamos nos escapábamos de Plutón para poder sentir y amarnos más.
Hasta que en un momento Eolo me habló y me dijo:
- Agni ya no puedo seguir así, este amor que siento por ti es muy grande, no quiero seguir escondiéndolo y si es necesario nos iremos de acá para poder entregarte todo este amor siempre hasta que muera.
Yo le respondí:
- Eolo siento lo mismo por ti, pero tengo tanto miedo de que al decirlo nos obliguen a separarnos o nos busquen en las otras dimensiones para hacer cumplir las leyes de acá. ¡No quiero perderte!
Eolo me convenció de irnos al limbo, así que hice mis maletas y nos fuimos para allá, no teníamos mucho de habernos ido y llegó a nuestros oídos que ya habían tropas buscándonos.
Tuve demasiado miedo pero estar con Eolo era más que suficiente, huimos durante más de 20 millones de luces, y todos nos ayudaban porque sabían que el amor que teníamos dentro tenía que ser cuidado.
Hasta que yo enferme, vivimos en tantas dimensiones que en alguna adquirí un virus que hacía que mi voz dejará de funcionar, para luego atrofiar mis vías respiratorias y llegaba a mi cerebro causando en mi una muerte sideral.
Eolo tuvo mucho miedo y empezó a regresar dimensiones a tratar de buscar la cura, pero yo empecé a morir; viajamos mucho tiempo pero no lográbamos encontrarla.
Todas las noches Eolo lloraba rendido a los pies de la cama, suplicando le a mi cuerpo para que no dejará de funcionar y le pedía a mi alma que no me abandonará; me llenaba de besos y de tanto amor que yo luchaba por creer que el amor podía mantenerme viva.
Hasta que en un momento deje de respirar, mi alma abandonó mi cuerpo; podía ver a Eolo llorar y tratar de resucitarme, pero al parecer él no podía verme. Mi alma se fue para el limbo y no lo volví a ver.
Pasó mucho tiempo hasta que en una luz pude escuchar que Eolo había muerto y que llegaría al limbo, siempre estuve esperándolo; yo sabía que nuestro amor en algún momento podía reunirnos otra vez.
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